El cuerpo aclama
No reclama No se queja Expresa lo que necesita, en todos los niveles. Expresa porque la comunicación es esencial en la cooperación. Si escuchamos de verdad lo que nuestro cuerpo necesita y colaboramos, sucede la Nutrición y las actualizaciones biológicas. Hay muchas prácticas que nos ayudan a afinar la escucha. Y lo más importante quizá, lo básico para que la escucha acontezca, es reconocer el enorme potencial del cuerpo humano y de la vida en general para generar más de sí misma, para adaptarse al medio cambiante, para actualizarse hacia el equilibrio constantemente. Esa puerta de confianza abre la escucha. Durante tres años escribí CADA mes un texto para compartir lo que estaba gestándose en la Sala Flores mezclándolo con reflexiones personales. (Y antes escribía blogs, y antes emails y cartas relatando mis aventuras y procesos...) Fue un ritual de introspección y de apertura muy bello. Aquella etapa se cerró dejando grandes aprendizajes, experiencias y espacio a nuevas aventuras. Ahora, después de un tiempo, tengo ganas de retomar esas Neusletters con una perspectiva totalmente personal, para compartiros aquello que se está gestando en mí y también lo ya parido, lo ofrecido. Aquello que he dado a luz y que está al servicio de la vida.
En redes sociales (@neustamarindo) voy compartiendo cosas concretas que ofrezco al mundo y reflexiones personales, mas me consta que algunas personas queridas están fuera de estas redes y otras aunque me acompañen por allí, quizá les puede apetecer este formato. Tanto si estás en redes sociales como si no, te invito a recibir estas cartas digitales. Y siempre estaré abierta a recibir una respuesta, si te apetece! NO prometo ninguna periodicidad concreta, mas si declaro mi deseo de compartir desde lo que está vivo en mí, desde la honestidad, la vulnerabilidad y el brillo a partes iguales. É aquí: https://mailchi.mp/.../regresan-las-neusletters-mas... Un masaje puede cambiarte la vida.
Para siempre. Así sucedió conmigo... Fue un masaje que yo recibí el que abrió de par en par la Puerta al Gozo en mi vida. No es que antes no estuviera conectada al gozo, es que ese día, en ese masaje, se me presentó delante una puerta enorme y brillante, que yo abrí en plena confianza de las manos y la presencia que me acompañaba. Entré, respirando, al centro mismo de la Vida. Sentí durante dos horas que habitaba por completo mi cuerpo y al mismo tiempo habitaba el universo entero. Sentía el Amor atravesar cada una de mis células y acariciar mi Ser. Sentí la Unidad. Lo que yo llamo el Éxtasis. Diluirme en la Luz y el Amor siendo más humana que nunca. Ocuparlo T o D o. Lágrimas de alegría inundaban el mundo a través de mis ojos. Me levanté de esa experiencia sabiendo que el tacto y el masaje eran una Vía directa al cielo. Al cielo que habita en mí y en todo. Y que iba a dedicarme a ello de pleno. Así nació la Vía del Tacto. Y me siento feliz de hacer lo que hago. Cada masaje es un Regalo para mí. Una fiesta cósmica, no absenta de resistencias personales a veces, más siempre una ritual en honor a la Vida. Agradezco y honro la existencia de aquel hombre que puso a mi servicio (y al de la vida) no sólo sus 30 años de experiencia si no también su presencia absoluta y su apertura de corazón. Agradezco y honro a quien me ha regalado hoy un masaje top top top. Gracias gracias. Agradezco y honro a todas aquellas personas que se dedican a amar através del masaje, al servicio de la vida, en absoluto respeto de quien llega a recibir. Y agradezco y honro a quien viene a recibir, a quien se atreve a venir sin entender porqué vino, a quien hace caso a esa voz que le empuja, a quien se atreve a abrir capas y puertas a la vulnerabilidad, a mirar de frente cada nudo que se le presenta para ser visto, valiente, respirando dolores antiguos, soltando el control, confiando, aceptando, abriendo... Y a quien viene ya sabiendo que el masaje le presenta puertas a la luz y se atreve a abrirlas, respirando, y a entrar de puntillas, suavemente y deslizarse y bailar por los cielos. Dar a luz a la poesía
Parir la belleza Abrirse al asombro, a la luz, al silencio, permitir la fisura por amor, y descubrir que la fisura es una fuente infinita de ternura en espiral. Disponerme a soltar todas mis durezas, mis resistencias, mis ruidos, mis construcciones de carácter.
Desnudarme de toda pose y conocimiento. Ser la abertura donde todo puede brotar sin más aviso que el pulso de la vida. Ser materia permeable por donde se filtra la luz y el amor a borbotones para acunarte en el regazo cósmico y ojalá Experimentes esa pertenencia Esa unidad Esa belleza reconfortante que ablanda y diluye Ese instante eterno que deja la huella de la dulzura en el corazón, y el milagro de la esperanza en la mirada. La paz es un espacio interior.
No podemos exigir la paz, ni luchar para construirla. Podemos silenciarnos para recordarla, para encontrarla en nuestro interior. Y desde ahí, lo que queramos. Puedo estar a tu lado y AMAR.
Y no significa nada más que eso. Que lo es todo. No te asustes. Y si te asustas, vete. Seguiré amando. la espiritualidad está de moda, venga a intentar abrir el séptimo chacra de par en par a la luz celestial para que nos purifique. Sólo puede purificarse lo impuro.
Con frecuencia el gozo y la pasión se juzgan como de poco elevado, de poco espiritual y el dolor físico también, sin duda es un problema a solucionar y del que avergonzarse. Opino que si tenemos un cuerpo es para encarnarlo, para habitarlo y honrarlo. Que lo espiritual es ser conciencia habitando cada célula. Y vivir celebrando la sensorialidad que nos regala esta experiencia humana. Abrirse a la intensidad de ser materia. Que el pulso, el latido y la respiración pueden ser Vividas, no sólo acontecidas. Que la intuición y la visión clara necesitan de un cuerpo habitado. El sentido de la vida es Sentir. Con mayúsculas. Que poco habrá más espiritual que habitar un instante plenamente el propio cuerpo. Más allá de que tu estrategia favorita para vivir la intimidad y la conexión sea el tacto, el sexo, las conversaciones con palabras, la danza o cualquiera que sea la tuya...
No hay intimidad sin apertura, sin honestidad, sin transparencia, sin vulnerabilidad. Verse a uno mismo, y dejarse ver. Mostrarse tal cual. Compartirse desnudándose de máscaras y poses. No se trata de hacer ver que no existen, que no hay personaje... como si andáramos por esta tierra en iluminación continua Se trata quizá de separarse del personaje, des identificarse un instante, compartirse profunda y honestamente a pesar de él. Desnudez de alma, de cuerpo totalmente presente. Ser presencia y apertura. Esta frase puede parecer una tontería, pero a mi me parece la clave de todo. Cuidarse por amor a la vida o cuidarse por miedo a perder la vida, o por miedo a enfermar Son cosas muy distintas. Pueden ser los mismos gestos, las mismas acciones... pero hay algo profundamente distinto vibrando en cada célula de nuestro cuerpo cuando sentimos miedo o cuando sentimos amor. El amor es apertura, fluidez, expansión. El miedo es cerrazón, tensión, contracción. Cuando la biología humana está integrada en su entorno, llena de energía vital, y sentimos amor y confianza... su vibración es relajada, fluida, expansiva. Cada célula baila al mismo son de apertura y amor. La base del cuidado del propio cuerpo es crear una apertura interior diaria a la confianza, al flujo de la vida que desea seguir expandiéndose, confianza en la cooperación de las células, en la sabiduría biológica, en la intuición. Crear y sostener una apertura en el pecho por donde nos atraviesa el amor que todo lo conforma. Y desde ahí, desde ese espacio, cuida tu alimentación, haz yoga, chikun o hipopressivos, corre, nada o baila... Desde ese espacio... lo que quieras Eso es cuidarse. ❤️ Un ejemplo sencillo Cómo escoges los alimentos de tu plato? Por miedo a la carencia nutricional? O por amor a tus células y a la vida que pulsa en ellas? El enfado es una ventana abierta donde mirar adentro, uno decide si asomarse a ella o darse cabezazos contra la pared. Es una invitación solemne a ver las propias necesidades vitales, a darse cuenta de aquellas cosas tan importantes que no están siendo vistas ni cuidadas. De poco sirve autojuzgarse por sentir enfado, repetir frases como “todo es perfecto” o entretenerse mirando redes sociales para apaciguar la fiera. Eso no Sirve porque no Sirve a la Vida. Y el enfado está al servicio de la vida. El enfado no es un indicativo de estar poco evolucionado o tarado. Otra cosa es lo que nos permitimos hacer cuando estamos enfadados, agredir física o verbalmente (o d otras maneras) contra otro ser. Ahí podemos reflexionar de qué manera queremos actuar cuando nos enfademos, para actuar de forma coherente con los valores propios. Quizá habremos de pasar por duelos cada vez que se nos dispare una acción automática y nuestros actos nos dejen una tristeza en la boca, un nudo en la garganta o un dolor de tripa, sabiendo que nuestras acciones han sido poco cuidadosas con valores propios importantes y han contribuido muy poco o nada en el bienestar de otros, incluso de uno mismo. Quizá en esos casos de darnos cuenta y vivir un duelo por nuestras acciones surgidas desde el enfado, podemos buscar una estrategia amorosa para intentar reconstruir la conexión y la confianza con el otro (y con nosotros mismos). Quizá esto no sea posible mas vale la alegría intentarlo. Ojalá dejemos de culpar al otro de nuestros enfados, Ojalá podamos mirar con amor en las ventanas abiertas que nos regala el enfado, qué necesitamos realmente y qué podemos hacer o pedir para contribuir con nuestro bienestar y el de los demás de manera más profunda. . El bienestar o es común o no es. . Ojos que no ven, cuerpo que somatiza. Quizá viniste a hacerte un masaje conmigo con la expectativa semi-oculta / semi-inconsciente de que mis manos te llevasen a experimentar un éxtasis que anhelas, que intuyes posible, que vislumbras en momentos fugaces de gozo y apertura.
Quizá tienes esas expectativas conmigo porque la palabra Tantra más que claridad aporta confusión últimamente. Si ese es el caso, probablemente te marches con decepción de nuestro encuentro. Yo no puedo hacer eso por ti. No puedo ni quiero asumir una responsabilidad que no me pertenece. Yo puedo ser presencia a tu lado, ser escucha, ser entrega, puedo abrirme, quitarme de en medio, desbordarme de amor, puedo ofrecerte reconocimiento y respeto, puedo mirar através de tu piel y ver tu esencia, tu verdad silenciosa y amorosa, puedo explorar y mimar tus recobecos, sembrar confianza en ellos, ofrecerte un juego sutil, respetar cada proceso que me encuentre activo, colaborar con las actualizaciones que sucedan... Pero no puedo llevarte a ningún lugar. Ni deseo hacerlo. Yo te acompaño en tu viaje. Las puertas las abres tu. Cada cual abre sus puertas o las deja cerradas. Se aferra al camino conocido o explora paisajes nuevos. Cada cual decide si se distrae, o pone toda la atención en lo que está vivo, sucediendo, pulsando, deseando nuestra colaboración, desplegándose en el instante que es mirado y sostenido. Y Nada está mal ni está bien. El tacto dibuja y acaricia los supuestos límites Éstos se despliegan en planos diversos e infinitos bajo la atenta mirada aparece la posibilidad de trascendencia en el mismo instante que se habita un poro, un pelo, una cicatriz... Habitar la materia abre las puertas a lo intangible y a lo inefable. Habitando el instante materializado se es dios@ Parece que lo verdaderamenete peligroso no es la piel, no es el contacto, no es el gozo compartido (y mira que eso crea adicción, más aguda aún cuando hay una escucha y un tacto exquisitos) Lo verdaderamente peligroso es mirarse. Es mirar dentro del otro y reconocer a alguien amable (alguien que es susceptible de ser amado por ser, hermoso). Es dejar que te miren dentro y te reconozcan. Es mostrar tu vulnerabilidad y fuerza, ambas desnudas y transparentes, al mismo tiempo que miras la profundidad que el otro es y muestra. Y sostener la apertura, respirarla, ablandar el miedo a base de amor. Dos valientes que se muestran y se ven. Eso es muy peligroso. Quizá sea mejor besarse con los ojos cerrados y hablar de cosas mundanas. O mejor aún, mejor no tocarse, ni mirarse, hasta que lleguen los príncipes y princesas azules que nos garantizarán el éxito relacional de antemano. Entre los príncipes y princesas que vendrán a salvarnos y la vacuna que en breve solucionará todos nuestros problemas (de salud, política y economía) podemos estar tranquilos. Y para escuchar ese pulso que empuja y desea brotar con nuestra colaboración, habrá que crear espacios vacíos donde aquietarnos, donde silenciarnos, donde suceda la confianza espontánea.
Bañarnos en esa certeza sin lógica que sucede en un lugar sin tiempo. Mecernos en la fe. Y dar temblorosos pasos humanos, entrar, abrir, sostener, en conexión con ese espacio interior. Respirar. Existe la belleza sin la mirada de quien la observa? Yo creo que no. Creo que la belleza nace a cada instante en la mirada de quien la contempla. Por tanto, seamos creadores de belleza. Artistas de la mirada abierta. Pintando la vida de amor. Si algún día nos encontramos en la alcoba, o en cualquier otro escenario dichoso, para regalarnos una experiencia de piel, de olas de energía erótica, de juego, de escucha, de amor, de conexión y de gozo...
Que así sea. Nos deseo libres de nuestras tendencias habituales, libres por conocerlas, no por no tenerlas. libres de la cárcel invisible e implacable de la desconexión propia y de la necesidad de amor. Que cada uno llegue colmado de sí mismo, con deseos de compartirse y explorar juntos. Que sea encuentro. Que los roles sean siempre elegidos. Que los roles sean un juego al que uno se entrega, al que uno se rinde, al que uno dice un sí enorme con todo su ser. Que no nos quedemos en lo que nos resulta cómodo, que escojamos el lugar donde queremos estar. Que sea en pausados micromovimientos o en danzas animales rodantes, se sostenga la mirada abierta, la escucha completa y el corazón amante. Que en la cresta de la ola nadie se olvide se sí, ni del otro. Que juguemos juntos Honestos poderosos Y vulnerables. Me dedico a borrar las huellas de la violencia con los dedos de mis manos.
Con el chorro de amor que me atraviesa cuando soy presencia. Nada que hacer, permitir que suceda. Al servicio. Aprendemos desde pequeños a sedarnos a través de comida, tele, y distracciones varias. Poco nos acompañaron a atender las intensidades que transitábamos, a darles espacio y escucha. Poco acompañamiento, empatía y apoyo real. La costumbre de sedarnos y distraernos cuando experimentamos intensidad es honda y yace en nuestros cimientos culturales. Podemos decidir observar estos mecanismos heredados. Podemos elegir no sedarnos. Elegir dar espacio a lo que nos pasa, mirarlo de frente, atravesar las intensidades varias, las tinieblas personales... Y así, poder entender qué nos pasa, qué necesitamos en lo hondo del alma, qué procesos están activos y necesitan de nuestra colaboración. Sólo así podemos crear estrategias que nos Sirvan, acciones, espacios internos...c uidarnos honestamente con creatividad y amor. Cuando llegue esa intensidad de nuevo, esa presión en el pecho, esa incertidumbre... mirémosla de frente. Hacia adentro. Respirando hondo. No se va a ir antes si dejamos de respirar o si miramos a otro lado.
Mirémosla con amor. Trae un mensaje para nosotros. Algo importante. Algo que debemos atender, escuchar y ocuparnos con creatividad. La vida hablándonos sutilmente. El Pulso vital susurrándonos. Escuchemos. Todo será más dulce así. Incluso las despedidas. Soltemos con amor todo lo que quiere morir en nosotros. Permitamos nacer todo aquello que así lo desea. La vida tiene su propio Pulso. Dejemos de obstaculizar el flujo, colaboremos. Permitamos. La vida nos necesita para florecer. Que se abran los portales. Permitir que el potencial de gozo del cuerpo y el alma se despliegue en esta tierra a través de nuestra existencia.
Abrir las puertas de cada poro, de cada hueso, de cada experiencia. Abrir las puertas. Entrar. Las puertas aparecen, las aberturas suceden espontáneamente... mas un@ puede darse cuenta y permitir, respirar y A B R I R más y más y más. Hasta dónde? Hasta la disolución... hasta que todo sea luz. Hasta la Unidad. Y mantener la apertura en el regreso, porque se regresa. Vivir cada segundo del aterrizaje, incorporarse. Habitar el cuerpo plenamente con la experiencia de infinitud en la piel. Sostener la sonrisa interior, sostener la luz en el pecho y el corazón expandido, enorme, pulsante, en este cuerpecito humano. Respirar. Amar. |