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módulo 9 · Nutrición y Energía Vital · Autogestión de la Salud · Escuela de Higienismo Transpersonal

Proteína y carnes

Para hablar de la "carne" podemos profundizar en diferentes aspectos que se ven afectados por este tema: desde un abordaje más nutricional, al fisiológico, medioambiental, ético, histórico, cultural e incluso espiritual. 


No pretendo tratar todos los temas con profundidad exhaustiva porque sería una tesis doctoral. Deseo más hacer una introducción a todos ellos para poner en “tela de juicio” aquellas cosas que oímos tantas veces y desde mi punto de vista responden en gran medida a los intereses económicos de unos pocos y con los cuales la salud de unos muchos se ve afectada (consiguiendo así el objetivo primordial de necesitar de especialistas, fármacos, hospitales, generar más ganancias económicas para los primeros, generar miedo, pérdida del poder personal, de la responsabilidad y la auto-gestión de la salud).



Empezando por el tema nutricional:

Desde pequeños se nos explica a la gran mayoría (en occidente) que debemos comer carne porque la necesitamos para vivir sanos, que las proteínas que contiene la carne son indispensables para el crecimiento y la salud. Esto se forma en nosotros como una Creencia profundamente arraigada y todos nos enfrentamos a Miedos si en algún momento nos planteamos dejar de comer carne e incluso sus derivados. Incluso años después de una persona que decida ser vegana y no pruebe ni un bocado, manteniendo buena salud, si llegara algún indicio de "enfermedad" o desajuste físico, muy probable se encuentre con un resquicio de aquella antigua creencia y sus temores.
Hay que tener esto muy en cuenta porque las creencias nos sorprenden desde la sombra, en momentos inesperados, y el miedo provoca que hagamos cosas que nuestra lógica, experiencia e incluso ética nos dirían que no hagamos. El miedo es una baza con la que juega el capitalismo (y el patriarcado).
(Hay un documental interesante sobre capitalismo y libre mercado de Naomi Klein que se llama "La doctrina del Shock", aunque no tiene directamente que ver con Nutrición.)




"Debemos comer carne para disfrutar de un buen estado de salud. "
La justificación usada para decir esto es que la mejor fuente de proteínas es la carne, en tanto que tiene todos los aminoácidos necesarios en una forma muy asimilable. 


En el cuerpo, las proteínas realizan los trabajos más atractivos: construyen los músculos, pelo, piel y uñas. Las enzimas, hormonas, hemoglobina y anticuerpos también se forman a partir de las proteínas, y todo el mundo sabe que las proteínas (o aminoácidos) son esenciales para el buen crecimiento de los niños. 
Todo esto es verdad. Las proteínas hacen el trabajo vital de mantenimiento del cuerpo, pero se necesitan en mucha menos cantidad de la que solemos pensar. A penas entre 20 y 30 gramos al día. 
La proteína que ingerimos debe ser descompuesta por nuestro organismo en aminoácidos, y con ellos debe "fabricarse" una proteína humana: exactamente la que el cuerpo necesita y puede asimilar.


Siempre que se ingieren más proteínas de las que el cuerpo necesita o bien deben convertirse en energía y almacenarse en el cuerpo o bien deben eliminarse.
Si la proteína se convierte en una forma de carbohidratos que el cuerpo puede utilizar como energía, en esta conversión se crean subproductos tóxicos. Los subproductos tóxicos que resultan de la conversión y metabolismo de las proteínas pasan a la corriente sanguínea en forma de ácido úrico, ácido fosfórico, ácido sulfúrico y otros compuestos de amoniaco que intentarán eliminarse del cuerpo a través de los riñones.
(Los animales fisiológicamente carnívoros tienen enzimas especiales para neutralizar estos ácidos y un intestino mucho más corto. Esto será explicado más ampliado en páginas posteriores.)

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Proteinosis o hiperproteinemia
Cuando se ingiere un exceso muy elevado de proteínas el cuerpo muestra diferentes síntomas como fuerte dolor de cabeza, malestar físico general, quemazón en la boca, labios y garganta, problemas de piel, nasales y otras señales típicas de intolerancia a ciertos alimentos y sustancias conocidas como alergias. 
Recibe el nombre de proteinosis o hiperproteinemia, la intoxicación aguda por proteínas.

Es mucho más frecuente de lo que parece y a menudo se confunde con otras intolerancias alimentarias o alergias.


La osteoporosis
Es cada vez más común en nuestra sociedad y llega cada vez a personas más jóvenes. Es la pérdida de masa ósea y se produce cuando se quita/roba calcio de los huesos para satisfacer las necesidades metabólicas que necesitan de este mineral almacenado. 
Toda cantidad de proteína ingerida que no consiga asimilarse (por exceso o malas combinaciones) necesitará calcio para ser metabolizada y eliminada a ser posible. La massa ósea es un recurso al cual debe recurrir la homeostasis orgánica para preservar el equilibrio del ph sanguíneo (fisiológicamente alcalino). Para esto el cuerpo robará calcio de sus reservas: huesos y dientes. Una dieta con un alto contenido de proteínas puede provocar una pérdida ósea total del 1% anual. Esto significa que una mujer normalmente sana de 25 años podría haber perdido hasta la mitad de la estructura ósea al cumplir los 75, si siempre se alimenta de una dieta compuesta de mucha carne y proteínas. 


Riñones e hígado
Las proteínas que no son utilizadas para llevar a cabo la síntesis de tejidos (o reconstrucción de éstos), vuelven al hígado. En el hígado se produce un proceso denominado desaminación que divide los aminoácidos en residuos nitrogenados y residuos no nitrogenados. Los nitrogenados sufren una serie de alteraciones químicas y el hígado los convierte en urea, que se excreta a través de la orina. Cuando se ingieren más proteínas de las que el cuerpo necesita, el hígado tiene que realizar un trabajo extra. También los riñones tienen que trabajar más para filtrar y eliminar el ácido úrico que corre en la sangre.


Tumores
Hay estudios que señalan que los tumores son trampas que el cuerpo crea para "cazar" el exceso de proteínas que recibe el cuerpo, ya que las células cancerosas necesitan muchísimas más proteínas para vivir y crecer que las células sanas. Los tumores serían entonces, una estrategia del cuerpo para eliminar del torrente sanguíneo las sustancias derivadas del exceso de proteínas (ya sea este exceso de proteínas animales, vegetales o sintéticas) como por ejemplo el nitrógeno. 
Una estrategia del cuerpo para sobrevivir más tiempo. (Esta estrategia física es útil en sí misma por dar más tiempo de vida y además "en ese tiempo" cabe la posibilidad de cambio de circunstancias, dieta, etc, gracias a las cuales el organismo pueda trabajar eliminando toxinas, ganar energía vital e incluso deshacer tumores.)


Dietas de adelgazamiento altas en proteínas
Hay una moda que regresa de los años 70 de este tipo de dietas de adelgazamiento, y deseo comentarla brevemente para entender cómo funciona y sus riesgos.
Los que justifican las dietas con un alto contenido de proteínas como método para perder peso (como la dieta alta en proteínas de Stillman o la dieta de proteínas líquidas del Dr. Linn) se basan en el hecho de que las proteínas requieren más energía corporal para la digestión y la metabolización de la que suministran. 
El primer nutriente que el cuerpo necesita es la energía carbohidratos. Cuando en vez de tomar carbohidratos se ingiere una dieta alta en proteínas, el cuerpo intenta convertir las proteínas extra en una clase de fuente de energía de carbohidratos. Este proceso de conversión es un proceso difícil y que hace que el cuerpo gaste más energía, por lo que se puede producir una pérdida de peso o calorías netas. 
El problema con este método de perder peso utilizando una dieta alta en proteínas es que, en el proceso que convierte las proteínas en carbohidratos, se crean los subproductos dañinos citados anteriormente. 
Son dietas cuya única finalidad es adelgazar sin tener en cuenta la nutrición real del organismo.


Una alimentación alta en proteínas suele traer además como consecuencia el deseo compulsivo de alimentos ricos en carbohidratos, azúcares y féculas.


La Dra. Helen C. Kiefer, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Northwestern lo explicó así: «Los carbohidratos no deben bajar de ciertos límites en ninguna dieta, porque correríamos el riesgo de acabar con un estado metabólico malsano; o, quizá, a largo plazo, incluso peor, podemos agotar las reservas de proteínas que el cuerpo tiene en los tejidos, como músculos, para impedir este estado metabólico malsano. Las proteínas, al contrario que los carbohidratos o grasas, contienen el elemento nitrógeno. Cuando desligamos este nitrógeno de los aminoácidos que componen las proteínas para convertirlos en carbohidratos y utilizarlos como energía, corremos el riesgo de crear amoniaco en la corriente sanguínea. El amoniaco es muy tóxico.» (…) «Un nivel adecuado de carbohidratos inofensivos es, quizá, la mejor garantía en cualquier dieta. Garantiza los carbohidratos que necesitan las células cerebrales, la necesidad de metabolizar las grasas para obtener energía sin aumentar la carga ácida de la corriente sanguínea, protege las proteínas de los tejidos e impide que se elimine demasiado nitrógeno cuando los componentes de las proteínas (aminoácidos) deben utilizarse como energía. » 



“Debemos obtener todos los aminoácidos esenciales en cada comida.”

Este tema de las proteínas completas y de los aminoácidos esenciales es uno de los mayores argumentos para defender la necesidad de consumo habitual de carne. 
Este argumento que nos repiten muchas veces se basa en la creencia de que el cuerpo no almacena proteínas o aminoácidos. Esto no es cierto. El cuerpo si que almacena aminoácidos. Tras cada ingesta el hígado y las células en general hacen depósitos y retiradas de ciertos aminoácidos dependiendo de la composición puntual de la sangre. Además, crea muchos aminoácidos que necesitamos. Estos son llamadas Proteínas Endógenas. 
Esto debería servir a médicos y profesionales de la nutrición para cuestionar, estudiar más a fondo y rebatir la teoría de que necesitamos todos los aminoácidos esenciales siempre juntos en cada ingesta. (También llamada teoría de las proteínas completas).
Pero es muy frecuente que lo escrito rápidamente hace unas líneas se ignore deliberadamente o se ignore simplemente, y se haga acto de fe delante de la teoría de los aminoácidos esenciales /proteína completa.


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La teoría de la proteína completa


La molécula de la proteína se compone de las distintas combinaciones de los 22 aminoácidos. Según esta teoría, si cualquiera de 14 de estos aminoácidos no se encuentra en los alimentos que ingerimos, el cuerpo puede sintetizarlos de otros elementos del sistema, y de esta forma puede construir la proteína que necesita; pero, si cualquiera de los otros 8 aminoácidos no está, la síntesis de la proteína no se puede llevar a cabo. Estos 8 aminoácidos son denominados aminoácidos esenciales, y los únicos alimentos que se considera que contienen los 8 aminoácidos esenciales en las cantidades consideradas necesarias son los alimentos animales: carne, huevos, leche y queso. Se piensa que la proteína vegetal carece de uno u otro de los 8 aminoácidos esenciales en las cantidades necesarias.


Hay dos cosas a tener en cuenta:

-En la naturaleza otros animales vegetarianos como gorilas, vacas, elefantes, hipopótamos, rinocerontes, etc., alcanzan su enorme tamaño sin tener que recurrir a una dieta alta en proteínas ni ingerir otros animales, limitándose a comer alimentos vegetales crudos. Los humanos somos otro tipo de animales mas nuestro sistema digestivo es mucho más parecido a los animales vegetarianos que a los animales carnívoros.

-Por otro lado si intentamos investigar de dónde viene dicha teoría en los textos de bioquímica, encontraremos referencias a una serie de experimentos realizados en los años 30 por el bioquímico William C. Rose. (Y podremos cuestionar su rigor científico.)

El propósito de dicho estudio era ver los efectos que la carencia de ciertos aminoácidos tenía sobre la dieta.
Sus sujetos de estudio eran estudiantes de su universidad, y para el experimento les dio una dieta que consistía en una mezcla de aminoácidos puros, fécula de maíz, azúcar, grasa vegetal, aceite de hígado de bacalao, sales inorgánicas, zumo de limón centrifugado, harina y vitaminas.
De forma alternativa, eliminaba uno u otro de los 22 aminoácidos para comprobar si el organismo lo sintetizaba. La forma en que comprobaba si esta síntesis se producía o no era analizando si la cantidad de nitrógeno (el principal componente de la proteína) que se ingería en la dieta era la misma que la cantidad que se excretaba. Si las cantidades eran iguales, se consideraba que se había realizado la síntesis de proteína. Si la cantidad que se excretaba era mayor que la cantidad que se había tomado, se consideraba que no se había realizado la síntesis.
En base a estos experimentos el Sr. Rose concluyó que había 8 aminoácidos que el cuerpo humano no podía sintetizar (llamados a partir de entonces aminoácidos esenciales) y que debían ser incluidos en la dieta y en todas las comidas.


Hay varios factores que debemos considerar en relación con estos experimentos.
Los individuos que se sometieron al experimento eran estudiantes universitarios de los años 30 y es muy probable que comieran la dieta típica estadounidense de aquella época consistente en carne, productos fabricados con harina refinada, azúcar y similares, cuyos peligros se hacen cada día más evidentes. De hecho, lo más probable es que su alimentación fuese peor que la de la media, ya que estaban lejos de casa y comían en las cafeterías de la universidad y en restaurantes de comida rápida. También es probable varios fumasen y bebiesen, algo que estaba muy de moda en esa época y a esa edad. No parece que hubiese control alguno sobre sus dietas antes de los experimentos, ya que la dieta que se utilizó para los propios experimentos, y que consistía por completo en sustancias procesadas, químicas y totalmente artificiales, demostraba un increíble desconocimiento de la naturaleza de la dieta y de sus efectos sobre la salud humana. E, incluso aunque nos equivoquemos al asumir que las dietas de los estudiantes eran como hemos dicho, la dieta que se utilizó en estos experimentos era de por sí suficiente para hacer que estos sujetos no fuesen adecuados para basar ninguna norma dietética que toda la raza humana debe aceptar.
Esta era la forma que tenía Rose de medir si la síntesis de proteínas tenía lugar. De hecho, él no vio realizarse la síntesis de proteínas, sólo lo dedujo de la cantidad de nitrógeno que excretaban los sujetos. Podríamos pensar que lo que eso signifique depende de cómo se interprete. Cuando el cuerpo humano está sobrecargado con algún elemento, lo más normal es que intente eliminarlo de alguna forma y a menudo ocurre así cuando la persona deja de ingerir esa sustancia. Por ejemplo, si tienes la costumbre de comer grandes cantidades de productos lácteos y, de repente, dejas de hacerlo, puede que empieces a expulsar gran cantidad de moco. Puedes decir que esto demuestra que necesitas más productos lácteos en tu dieta, pero una interpretación más correcta sería pensar que al disminuir la carga sobre el sistema digestivo, el cuerpo está aprovechando la oportunidad para eliminar, en forma de moco, los desechos tóxicos que ha estado almacenando.


Por todo lo escrito hasta aquí cuestiono la veracidad de dicha teoría aunque me la defienda un médico o nutricionista, (que en su mayoría han aprendido de memoria en la universidad y en los libros muchas cosas sin cuestionar se las, puesto que es inviable ponerse a cuestionar todo lo que te intentan enseñar y más aún si deseas aprobar tus exámenes y ejercer una profesión.)
Por suerte y como también es lógico, muchas personas sí se han cuestionado teorías científicas y afirmaciones médicas o pseudomédicas (incluidos muchos médicos y científicos). Y ésta es la base de la ciencia.

El método científico se utiliza para explicar los hechos observados, no para ignorarlos. Si encuentras hechos que contradicen tu teoría, es la teoría lo que debes descartar, o al menos revisar, no el hecho.
Existen laboratorios de investigación científica pagados por multinacionales para conseguir “evidencias” de los más variados productos alimentarios, farmacéuticos, medicamentos, pesticidas, conservantes, etc.
Muy a menudo hay investigaciones que manipulan el enfoque del estudio, o lo segmentan, lo sacan de un contexto más amplio con cuya visión los datos resultantes serían diferentes.

Delante de un consejo o afirmación nutricional de la mano de cualquier experto, debemos preguntarnos si su origen cuida nuestra salud real o cuida intereses económicos de otra persona/organización/multinacional...

Nuestro cuerpo es experto es sí mismo.


Proteínas
Las proteínas son compuestos orgánicos compuestos de aminoácidos. Existen cientos de clases de proteínas, cada una de las cuales se identifica por la combinación de los aminoácidos que la constituyen. Los aminoácidos suelen contener nitrógenos, hidrógeno, oxígeno, carbono y, algunas veces, sulfuro, y el cuerpo los sintetiza a partir del aire y del agua o los deriva de los alimentos que ingiere.
Las proteínas forman los elementos principales de la piel, pelo, uñas, tejido conjuntivo y de otros órganos. Están en todas las células que construyen los tejidos, huesos, cartílagos, músculos, fibras, glándulas y órganos.
Entre las proteínas más importantes están las sustancias denominadas enzimas, que son catalíticos que aceleran los procesos bioquímicos vitales y que posibilitan que una célula haga en un minuto lo que, de otra forma, necesitaría años. La muchas de las hormonas son proteínas o derivados de aminoácidos, también hay otras formadas por lípidos.
Las proteínas humanas tienen una composición diferente a las proteínas animales y vegetales. Por tanto, es necesario dividir (digerir) las proteínas que entran en el cuerpo en los aminoácidos fundamentales que, después, se vuelven a combinar para formar proteínas humanas. Las complejas proteínas animales exigen que las células corporales humanas hagan un esfuerzo mucho mayor en el proceso de división de lo que tienen que hacerlo con las proteínas vegetales, que son más simples.


¿cuántas proteínas necesitamos?

La cantidad justa de proteínas que se ha determinado es de 1 gramo por cada 2,5 kilos de peso corporal en los humanos adultos con una disposición normal. (Entre 20 y treinta gramos normalmente). La cantidad de un gramo por kilo de peso corporal es casi lo que un bebé necesita para un rápido crecimiento. Los adultos no necesitan tanto. El periodo que más cantidad de proteína necesitamos en nuestra dieta son los primeros meses de vida extrauterina. La naturaleza se encarga de fabricar el alimento perfecto y la leche materna humana tiene exactamente la cantidad justa de proteína y de cualquier otro nutriente.
El contenido de proteína de la leche materna (0,9%) es muy parecido al contenido de proteína de las frutas. Éstas tienen normalmente de un 1,5 a un 2 por ciento. (Aunque algunas frutas tienen mucho más como el aguacate, el tomate, la papaya, los dátiles, el plátano...)
Por esto merece la pena cuestionarse también las advertencias que reciben los vegetarianos de que deben asegurarse de encontrar fuentes alternativas de proteínas para reemplazar las proteínas que no obtienen de la carne animal. Es una falacia basada en el concepto de que los humanos son carnívoros por naturaleza, además ayuda a mantener el miedo y crea nuevas formas de negocio como tofu, seitán, hamburgesas de soja, leches vegetales, etc.




Fisología Humana – Alimentación fisiológica

El hecho de que casi todos los animales, incluyendo al hombre, no tengan el equipo anatómico y fisiológico para hacer un buen uso de cualquier tipo de carne es convenientemente ignorado o negado por el mercado capitalista en general. Las vacas, conejos, elefantes, caballos, rinocerontes, etc., son herbívoros y están adaptados a una dieta vegetal. Existe una clase de graminívoros, principalmente pájaros, que se alimentan con las semillas de distintas hierbas. Otros animales se alimentan con frutas. Todo animal está adaptado a una clase de alimento.
Los humanos estamos, anatómica y fisiológicamente, adaptados a una dieta de frutas, verduras y frutos secos, y, en ciertas condiciones, podemos utilizar con provecho algunas semillas y legumbres.


Nuestra posición biológica está muy cerca los simios antropoides. (El término antropoide significa «como el hombre» o «que se parece al hombre»). Este grupo de animales, entre los que se incluyen a los gorilas, monos, chimpancés, orangutanes, etc., se clasifican como frugívoros, que significa «comedores de fruta».
Se dice que el animal Humano es omnívoro (que come de todo) pero esto es así por adaptación, no por disposición biológica.


Comparando el sistema digestivo de los humanos con el de los primates

descubriremos que son casi idénticos:

- los intestinos son entre 8 y 12 veces más largos que el tronco. (Esto es así porque los hidratos de carbono se asimilan en el intestino.)
- el intestino grueso, o colon, tiene pliegues, ralentizando el paso de los alimentos
- los dientes son iguales, la mandívula inferior se mueve lateralmente para masticar
- la saliva es alcalina
- la digestión empieza en la boca gracias a la masticación y a una enzima llamada ptialina
(la ptialina es necesaria para procesar féculas e hidratos de carbono)
- menor cantidad de jugos gástricos /ácido clorhídrico
y otros aspectos fuera del sistema digestivo:
- la piel tiene poros por donde se eliminan las sustancias de desecho
- uñas planas para proteger dedos
- sorven el agua


Por el contrario, los carnívoros son radicalmente diferentes:
- los intestinos sólo son 3 veces más largos que el tronco. (para expulsar rápido los restos de la alimentación y evitar descomposiciones y putrefacciones.)
- el colón es liso, lo que permite que las sustancias de desecho se deslicen por él y se eliminen rápidamente (ambas características son muy importantes, puesto que los productos finales de la digestión de las proteínas, que en su dieta son muchas, son el altamente tóxico ácido úrico y la urea)
-los jugos gástricos son unas 15 veces más abundantes y potentes que los humanos y simios antropoides (esto es necesario para conseguir hacer una digestión Totalmente estomacal -ya que no se mastica-
- su estructura dental está diseñada para funcionar como arma y matar a la presa.
No mastican: desgarran y tragan. No pueden mover la mandívula inferior lateralmente. Los dientes son cortantes, los caninos muy fuertes, molares poderosos para romper huesos.
- la saliva es ácida – sin ptialina.
-hígado proporcionalmente más grande para poder gestionar tantas proteínas y grasas.
Y otros aspectos fuera de sistema digestivo:
- la piel no tiene poros, sudan por la lengua.
- las uñas son garras para herir, agarrar y matar las presas que necesitan comer.
- lamen el agua


Además...
Los carnívoros se comen la presa entera y cruda: sangre, huesos y todo.
Los humanos comemos sólo los músculos y mayoritariamente cocinados (hecho así para matar las bacterias y gérmenes de descomposición que se están encargando de descomponer la carne desde el exacto momento de la muerte del animal; sin este paso los humanos no conseguirían alimentarse habitualmente de carne pues el gran número de bacterias y gérmenes de descomposición son muy peligrosos para nuestro organismo. Por el mismo motivo actualmente se obliga legalmente a congelar el pescado en alta mar y hasta llegar a la tienda donde lo compramos como fresco. Sucede que las cadenas de frío habitualmente no se suceden con perfección.)


-El jugo pancreático de los carnívoros es de 10 a 12 veces más abundante que en el humano y afluye al intestino por dos conductos. Necesitan estos jugos pancreáticos para metabolizar las grasas. Si no fuesen así morirían intoxicados.
Los humanos tienen mucha menor cantidad de jugo pancreático por no ser necesario según la alimentación ideal de nuestra fisiología. Es por esto que es común ver enfermedades de páncreas en humanos que abusan de carnes durante muchos años.



Reflexión sobre nuestros antepasados

El ser humano es llamado Omnívoro por comer de todo, mas hay que entender que es un omnívoro adaptado. No un omnívoro fisiológico. Durante miles de años el ser humano se alimentó frugalmente (de frutas, frutos, hojas, hiervas, raíces pequeñas, tallos, siempre de temporada y proximidad). Por diversos cambios climatológicos los humanos debieron migrar a lugares menos idóneos para vivir y con menos frutos a su alcance. Y para sobrevivir comenzó a ingerir alimentos fuera de su fisiología. Incluso en épocas donde nos imaginamos a los humanos cazando y comiendo grandes cantidades de carne, esto era un porcentaje pequeño en su dieta. Los hombre salían a cazar y las mujeres y niños se quedaban recolectando frutos, semillas, hiervas, tallos, pequeños tubérculos y ésta era la base de sus dietas.
La carne que llegaba al regreso de las cacerías era esporádica y poca, por la gran dificultad de cargar un animal grande y el peligro que esto tiene, pues el olor a animal herido o muerto y su sangre va a atraer a otros depredadores, a demás que no es posible almacenarla y se pudre rápidamente.
(Victoria Boutenko reflexiona sobre esto en su libro "12 pasos hacia el crudivorismo" y para mí, tiene mucho sentido.)



Generalmente, cuando empezamos a tener conciencia de la necesidad de informarnos sobre lo que realmente necesitamos comer para estar sanos y empezamos a cuestionar nuestras costumbres nutricias sociales tendemos a ver a los distintos nutricionistas y a los defensores del movimiento de alimentación natural como las autoridades en dieta y salud. Sin embargo, entre nutricionistas y dietistas y otros defensores de la dieta (incluidos médicos), hay un desacuerdo considerable. En muchos casos, este desacuerdo llega hasta el punto de tener opiniones diametralmente opuestas. Esto trae frustraciones y des-estimula a mucha gente a la investigación más profunda, y a menudo se usa la fe para creer en un determinado profesional o afirmación, ya que otro camino es mucho más arduo y a veces desesperante.
Para poder auto-gestionar nuestra salud debemos evitar la tendencia a creer y seguir la primera información que nos encontramos. De hecho, un poquito de intuición es también indispensable y la intuición puede ampliarse con la atención puesta en la experiencia y la percepción sutil de todo nuestro organismo y energía vital.




Hierro, Calcio, Flora intestinal y Espiritualidad

“La carne es indispensable para tener la adecuada cantidad de hierro en la sangre”
Si tenemos confianza en que la naturaleza nos prepara el primer alimento humano perfecto (leche materna) deberíamos tener confianza en que seguirá haciéndolo el resto de nuestra vida. La naturaleza se encarga de crear alimentos perfectos para cada tipo de animal, para todo tipo de fisiologías existentes.
Bien diferente es que no nos alimentemos con los alimentos que fisiológicamente nos tocaría por especie. Y es de ahí de donde pueden surgir deficiencias o excesos de tal o cual vitamina o mineral, proteína, etc.


Cualquier alimento vegetal crudo, de temporada, integral, local, contiene los nutrientes necesarios para nuestra nutrición. Debería bastar la sinergia de éstos, respetando nuestros biorritmos, hambre física y combinaciones intuitivas (que idealmente marcaría el cuerpo si no estuviésemos tan lejos de nuestro instinto por manipulaciones y creencias culturales).
Por esto (entre otras cosas) hay que defender y cuidar la naturaleza, nutrir y no desgastar los suelos donde crecerán nuestros alimentos, plantar semillas no manipuladas genéticamente, cuidar el agua que los hará crecer, la fauna que ha de polinizar sus flores para garantizar frutos y un largo etc, que muy lejos de ser un argumento “Hippie” es lo que ha de sustentar la vida humana y la vida en general, que son la misma. 
(Entendiendo la vida como Una, que se mantiene generando más de sí misma, y que puede perdurar sin nosotros los humanos. Entender que somos esa Unidad de vida mas que no somos para nada imprescindibles. Es decir que de la cooperación con la Vida depende nuestra futura existencia.
A este salir de nuestro propio ombligo y sentirse parte de un “Todo Vivo”, sentirse parte de la “Naturaleza”, sentirse parte de “Dios”,... algunos le llaman “espiritualidad”).


En vez de defender con una larga lista y porcentajes cada alimento vegetal cuanto tiene de tal o cual substancia, (o qué porcentaje ha perdido en este suelo en concreto o con tal sustancia química)…
es más efectivo enfocarnos en qué factores roban hierro, magnesio, calcio, etc... robándolo de las reservas del cuerpo para metabolizar otros elementos o no dejando que se asimile total o parcialmente.


Aun así veamos muy rápidamente alimentos vegetales con alto contenido en ...
- hierro: espirulina, tomates deshidratados, brotes de alfalfa, menta, sésamo, jengibre, semillas de calabaza, mijo, perejil, espinacas, verdolaga y hojas verdes oscuro en general por su clorofila, calabaza, guisantes, uvas pasas, almendras, remolacha, legumbres...
(para la asimilación de hierro depende también del equilibrio de la flora bacteriana*, la adecuada disponibilidad nutricional de vitaminas, enzimas, minerales y ácidos grasos y es inhibida por los excesos (dietéticos o suplementos alimentares) y la putrefacción intestinal.


- magnesio: frutas, frutas secas, hojas verdes (clorofila), verdolaga, habas, brócolis, pepino, calabaza, guisantes, rábanos, endivias, almendras, nueces, semillas de cacao...
(el magnesio regula la absorción y asimilación del calcio. Es imprescindible para la construcción y reparación de los huesos. La fruta y las hojas verdes al tener calcio y magnesio hacen que ambos nutrientes puedan asimilarse bien, es decir, si el organismo se encuentra con su habilidad de absorción en buen estado.) 


- calcio: brócoli, cacao, uva negra, almendras, perejil, ortiga, repollo rizado, kiwis, amaranto, sésamo, higos secos, acelgas, espinacas, berros, frambuesas, higos, naranjas...
(Las dietas altas en carnes y alimentos procesados contienen mucho fósforo inorgánico, cuyo exceso también robará calcio de los huesos para compensar.)


*El tipo de alimentación que practiquemos determinará la calidad y composición de la flora bacteriana que habita en nuestros intestinos. Una dieta vegetariana tenderá a desarrollar flora fermentativa, mientras que una dieta carnívora tenderá a desarrollar una flora putrefacta. Por supuesto el equilibrio o desequilibrio dependerá de otros factores como cantidad, combinaciones, descansos digestivos, y forma de vida en general.
Tanto animales como seres humanos necesitamos la adecuada presencia de microorganismos adaptados al proceso metabólico del alimento que ingerimos cotidianamente. A su vez, dichos alimentos promueven el desarrollo de la correspondiente flora especializada.
Los microorganismos fermentativos son aquellos mecanismos biológicos que la naturaleza desarrolló para metabolizar alimentos vegetales y sintetizar, a partir de ellos, las necesarias vitaminas, proteínas, enzimas, etc. Estas bacterias viven en simbiosis con el animal en cuyo intestino se hospedan y lo protegen. La flora fermentativa produce ácido láctico (por ello se habla de las bacterias lactoaciófilas), el cual inhibe la reproducción de microbios putrefactivos. Las bacterias fermentadoras más importantes son las bifidobacterias y los lactobacilos acidófilos.
Por su parte los productos cárnicos contienen microorganismos putrefactivos (clostridios, proteus, estafilococos, escherichia coli, etc), mecanismos biológicos naturales de la descomposición cadavérica que son abundantes en los intestinos de animales carnívoros y necrófagos/carroñeros. Estos animales tienen mecanismos protectivos contra las sustancias que genera la putrefacción, pero dichos mecanismos no los posee el organismo humano.


Los ladrones de nutrientes

Si empezamos a estudiar todos los ladrones de nutrientes siempre llegamos a los mismos villanos. Éstos son la sobrealimentación, los antialimentos citados en textos anteriores (azúcar, sal, refinados blancos, alcohol, tabaco, drogas, medicamentos...) y también situaciones de la vida, circunstancias más o menos pasajeras de estrés, duelo, tristeza, ansiedad, etc. Así como hábitos de vida tales como sedentarismo, entorno laboral tenso, relaciones abusivas, poca luz solar, aire fresco o contacto con la naturaleza, toxinas ambientales, radiaciones electromagnéticas, radiaciones, parásitos, poco descanso/sueño nocturno, emociones alteradas, equilibrio mental (ruido mental/silencio mental), falta de carícias genuínas o amor propio.

Si queremos corregir desajustes en nuestros análisis de sangre, síntomas molestos o “enfermedades”, debemos hacer una revisión de todos los factores que es ese momento están produciéndonos fugas de energía vital e intentar corregirlos, ajustarlos al máximo dentro de nuestras posibilidades actuales creando el mejor escenario posible hoy para que el cuerpo se cure y se regenere.
Entender también que la alimentación es sólo un factor más de nuestra salud, que los síntomas son crisis depurativas del cuerpo que no hay que reprimir a ser posible, y que cualquier objetivo marcado por encima de nuestras posibilidades nos lleva a más desgaste que a triunfo. 
(Si quieres escalar el himalaya sin estar preparado y en condiciones climatológicas adversas es probable que mueras en el intento.)
Reajustemos también nuestros objetivos en lo que a la mejora de salud se refiere, intuitivamente, cada día.




Hambre versus Justicia alimentaria

Decir que hay hambre en el mundo es no atreverse a decir que hay INJUSTICIA alimentaria en el mundo.

La indústria cárnica mundial es nada sostenible. Crea carne para unos pocos y crea hambre y muerte para muchos. Sólo un tercio de la humanidad es carnívoro culturalmente y/o por elección propia.
Genera un empobrecimiento del suelo enorme, ya que se usan grandes áreas de tierra para cultivar los cereales que necesitas los animales que se crían en cautividad para su posterior
ingesta humana. (Sólo en Estados Unidos el 70% del cereal producido es para la industria cárnica.) Si ese tanto por ciento fuese distribuido para la alimentación humana se acabaría el hambre en el mundo. Si esas mismas tierras se utilizasen para cultivos orgánicos variados (biodinámicos, ecológicos, etc) además de no haber hambre en el mundo se garantizarían suelos fértiles, aguas limpias y aires limpios para futuras generaciones.
Es así de simple.


No es una cuestión sólo de Estados Unidos obviamente. 
En los países llamados “tercer mundo” se cultivan millones de acres de tierra para cultivar alimentos para el ganado del “primer mundo” y sus países “civilizados”. (Un ejemplo de eso sería Guatemala que produce más de 20.000 toneladas anuales de recursos alimentarios para exportarlos a Estados Unidos, y el 75% de sus niños están desnutridos.)

-Se destruyen cada año más y más kilómetros de bosque y selva (incluido el amazonas) para el cultivo de cereales para la industria cárnica.
-La mitad de la pesca mundial se convierte en harinas para fabricar piensos para el ganado criado en gran escala. (Y curiosamente estos animales son fisiológicamente herbívoros y así actúan si están en libertad mas son alimentados con piensos hechos de pescado, huesos y granos). 
-Si calculamos el coste total que se genera para producir un filete de ternera veríamos que es igual al coste que necesitamos para producir 50 tazas de cereal. Cientos y cientos de litros de agua se destinan a la industria cárnica, y las heces de sus animales contaminan miles y miles de hectáreas de pantanos, aguas, tierras y aire.


Hay 20.000 millones de animales destinados anualmente para consumo humano. 
Somos apenas 7.000 millones de humanos. 
De los cuales más de la mitad no comen carne. (Porque no pueden, porque no quieren o porque viven en países tradicionalmente vegetarianos como la India donde habitan más de 1.400 millones de personas.)


Sólo reduciendo un 10% la ingesta de carne en la Unión Europea 50 millones de personas más podrían alimentarse. Por este motivo si una persona decide continuar alimentándose con carne podría plantearse la reducción de sus dosis y esto ya implicaría un pequeño avance mundial en la justicia alimentaria. (Avance ético y medioambiental)

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Fotografía de monocultivo de soja transgénica para la producción de pienso para la industria cárnica.
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Neus Tamarindo  ·    neustamarindo@gmail.com
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