La visión no me la traen los ojos. Brota en el espacio silencioso que creo en mi interior. Cuantas veces haga falta, me sentaré allí, donde nace el mundo Para acallar el ruido Para observar el amanecer de las cosas Para ser paz Para levantarme y hacer lo que tengo que hacer Con sumo gusto Vivir es intenso. Nos llevamos a la boca este y aquel alimento para sentir menos, para dejar de sentir la intensidad en su magnitud actual. Miramos a otro lado de mil formas, buscamos la distracción, lo que sea para sentir menos la intensidad... pantallas, ocupaciones, redes sociales, ligas y mundiales, trabajos, novelas, preocupaciones... Cuanta más resistencia, más intensidad. Cuanta más abertura, más suavidad. Todas las distracciones acaban. Y aparece la Ansiedad para encontrar nuevas distracciones, nuevos sedantes que hagan la vida más soportable, deprisa. Somos capaces de vivir la intensidad plenamente, y somos capaces de abrirnos, respirar y suavizar. Si escogemos llevarnos a la boca tal o cual alimento para sentir menor intensidad, es por costumbre, por hábito y por pereza. Cada distracción de la índole que sea es cultural, aprendida y es Nuestra responsabilidad. De niños mamamos lo he hay en el entorno. Después toca decidir qué llevarse a la boca y cuando, de qué fuentes beber, y a dónde mirar. Porque para abrirse hace falta ser presencia Y para ser presencia es necesaria una íntima decisión. Un Sí. Por suerte el cuerpo habla y sube la voz para que amplifiquemos la escucha. Por suerte nos hablan las plantas, las piedras, la noche y el rayo de sol de la mañana. Habla el silencio. Por suerte, pese a la sordera cultural está el pulso de la vida que no calla ante nada ni nadie. Cuanta más abertura, más suavidad. Las flores nacerán igual. De cada uno depende ser tierra tierna que acoge el brote y se despliega y transforma con él, o asfalto que terminará quebrándose para ser atravesado por la vida. Ninguna actitud es eterna. El sí es diario, es instante a instante. La abertura se decide en cada inhalación y en cada expiración. Y cuando no se decida, se decide sin darse cuenta subir el volumen de la intensidad, Esa Tan humana. Rendirse a la sabiduría del cuerpo A su capacidad de pedir y escoger Afinar la escucha sutil Y ser fiel a lo escuchado actuando en consecuencia Me parece el camino más suave y eficaz para cuidar de nuestra salud. Disponerme a soltar todas mis durezas, mis resistencias, mis ruidos, mis construcciones de carácter. Desnudarme de toda pose y conocimiento. Ser la abertura donde todo puede brotar sin más aviso que el pulso de la vida. Ser materia permeable por donde se filtra la luz y el amor a borbotones para acunarte en el regazo cósmico y ojalá Experimentes esa pertenencia Esa unidad Esa belleza reconfortante que ablanda y diluye Ese instante eterno que deja la huella de la dulzura en el corazón, y el milagro de la esperanza en la mirada. ❤️ La vía del tacto Abrirse hasta la disolución
Ser flecha de amor surcando los cielos, creando universos, parirse, dejarse fecundar por el instante. Parir lo que quiere nacer. Bendecir y decir adiós a lo que apaga su pulso. Dejar de ocultarse al mundo es tan difícil como percibirse a una misma desvelada y plena. Misma experiencia. Tan difícil entre tanto ruido. Tan inevitable en ese instante silencioso que se da espontáneo. Tan amoroso en ese silencio vasto que abro y sostengo en presencia. Tantas veces como regrese el velo Tantas veces que crearé el espacio de silencio en mí desde donde pueda atravesarlo en paz amorosa. Atravesar el velo es sin duda ir hacia la luz. Mientras juegue encarnada Tantas veces como haga falta Hasta que no falte nada Y todo sea en paz Quietud entre dos tierras. Las olas desplazan mi cuerpo. Ya llegué, y no me he ido. Soy abertura a todo lo que va a florecer este otoño sin arena, soy abertura también a las raíces que preparan el despliegue, a los brotes frescos, y a los relámpagos de luz que piensan atravesarme sin más aviso. El aviso ya fue dado hace tiempo y sólo queda permitir Y danzar Las nubes anuncian tormenta. Vamos a mojarnos y a estremecernos de miedo con los truenos. Aceptemos lo. De nada sirve huir. Vayas donde vayas encontrarás días grises y cielos encapotados de un día para otro. Podemos enfadarnos porque nos gustaría que haga sol y mar calmada, mas esto no hará que se abra el cielo. Va a llover hasta que no quede agua, hasta que se llenen los rios y los pozos, hasta que sueltes esa lágrima que tienes atravesada en la garganta por fin. Busquemos un sitio amable donde recogernos, rendirnos y silenciarnos hasta que pase el temporal. . Hasta acoger en paz la oscuridad no podremos ver la luz en cada rincón Atravesándolo todo. Al masaje y a la práctica todos venimos a mudar la piel,
a desnudarnos de la estructura rígida que hemos creado, a renacer con una piel fresca y permeable, sensible, donde sentir la vida plenamente. Hoy hemos paseado por el larguísimo sendero de tu columna, Con una suave brisa refrescante descubriendo recovecos y colinas en cada una de tus vértebras avanzando al mismísimo ritmo que tus músculos permitían Permitiendo como las olas de un mar calmo Olas de confianza que llegan a la orilla suave e irremediablemente Suave espuma que se deshace entre mis dedos y descansa en la arena Seguimos Sin prisas Sin tiempo Paseando valle abajo adaptando el paso al entorno que se revela respirando cada resistencia abriendo el camino en cada exhalación, pintando valles adentrándonos en bosques Bañándonos en un mar de paz y reconocimiento Hoy quiero contarte algo sobre el masaje... Ponerle palabras a una experiencia íntima donde hay ausencia de palabras. Vamos allá. Creo el masaje desprovisto de la intención de conseguir algo. Mucho menos de coger algo para mi. Puedes estar tranquilo de que no “tienes que” nada. No hay una forma correcta ni esperada para que reacciones. Nada tiene que pasar. Pasará lo que suceda, como brota el agua en una fuente, fresca espontánea, abrupta y suave. Pasará lo que has venido a buscar desde el deseo pulsante de vida que te atraviesa. Aunque no sepas qué antes de llegar, ciertamente no te sorprenderá cuando llegue. O la sorpresa será dulce reconocimiento. Pasará lo que seas capaz de recibir brotando de ti. Tocarán a tus puertas diversas actualizaciones y se desplegarán contigo y en ti aquellas que acojas. Acoger abriendo. Abrazar entregando. Integrar desplegando. Transformar vibrando. Habitar el cuerpo completamente siendo el cielo y las mareas, la luz y el vacío. Todo. Tu ahí con los ojos cerrados sabiéndote infinito en esa oscuridad donde los pliegues de la piel y los huesos donde juegas a sentir, te muestran mil posibilidades espaciales, direccionales, sensoriales, creativas. Con los ojos cerrados, el silencio y tu piel creas galaxias, prados y puentes. . La visión no me la traen los ojos. Se entrecierran al crear el masaje, que se crea a sí mismo al ofrecerme disponible. La percepción atraviesa el silencio y no tiene interpretación. De la percepción a la creación sin intermediarios. Me quito del medio. Esa es mi única función aquí. Crear quitarme de en medio. Y ser vacío con piel disponible al baile. Mis manos y tu piel, tus tejidos, tus fluidos, tus huesos, bailan. Tu y yo bailamos. sin juicio ni pensamiento. Una ola de energía orquestra la música silenciosa en perfecta harmonía. Desaparece el límite de la piel Tu y yo experimentamos la misma danza observándola desde prismas distintos, y algunos instantes desaparece el pensamiento que dice dónde está cada cosa, y tan sólo bailamos la misma ola. Ya no hay prismas diferentes. Es sólo amor bailando. La ola que somos ahora. La que nos atraviesa a ambos ahora. Abriremos las pestañas y jugaremos al juego de las distancias otra vez. Al tu a lo tuyo y yo a lo mio. Mas en la mirada hay ternura y complicidad No hace falta ni es posible poner en palabras lo vivido Aunque me apetezca y lo intente ahora Y bajarás la colina y nos diremos adiós con una sonrisa y calma honda en el pecho. Con todas las células de nuestro cuerpo vibrando espirales de luz. Y el caminar es más firme y leve. La respiración es un gozo. La luz brilla. Todo brilla. Lo que pasó sigue presente. El tiempo se desvanece. Queda un desnudo ahora atemporal que nos acompañará mientras lo habitemos. Foto: Karin Rosenthal Hay instantes y experiencias que iluminan un sendero conocido, para poder transitarlo a oscuras, en cualquier momento que se desee, con mayor facilidad. Vale la alegría ir a tientas y despacito las veces necesarias hasta que la soltura suceda espontánea hasta en días de luna nueva. Cuantas más veces transitas un sendero, menos pinchos hay en el camino y más hábiles tienes los pies descalzos y su adaptabilidad al suelo. La piedra duele menos cuando la dejas en paz y te adaptas en vez de patearla y gruñir. El pincho te avisa justo al rozarte. Esto me lo enseña Formentera cada año, por si se me olvida. Cuando crees que sabes el camino y te distraes, un higo chumbo en su chumbera colosal ha invadido el camino, y te recuerda que las cosas cambian y distraerse tiene sus consecuencias. El camino conocido huele a hogar, mas necesita silencio y presencia para olerlo y reconocer los matices que bailan y susurran. Desear validar lo Escuchado Es dudar Es aceptar el ruido y aceptar la posibilidad de desviarse y /o perderse. Ciertamente Humano Ojalá se convierta en seguridad personal y no en costumbre. Eso depende de uno. La duda sobre lo escuchado sobreviene. Ok. Hay dos caminos: Buscar posibilidades de validación. O Crear un espacio de silencio donde abrir la escucha de nuevo. También está la versión de mirar hacia otro lado, claro. Mas esa es archiconocida. Abrirse a ver la luz que atraviesa la vida. Parar. Perder el tiempo que nunca existió. Jugar a ver de otra manera. Entregarse al juego. Mirar más allá de la forma y percibir su vibración, su pulso, su fuerza, su brillo. Estremecerse . Para percibir el brillo, hay que ser brillo. Ser brillo, pulso deseante, abertura. Lo que mira y es mirado se co(n)funden. Tumbarse en el lugar adecuado en el momento adecuado, sin tiempo, y permitir que todas las actualizaciones sutiles sucedan. Tener el valor de sostener la abertura y la vibración el resto del día. Sin importar los acontecimientos Sostener el espacio Sin distraerse Sino para qué. El camino es hacia delante, sin duda. Se puede transitar el camino en diversos ritmos. E incluso perderse, distraerse, desorientarse... Hasta uno puede dudar del sentido de andar, del propósito, del destino... Las dudas son ruido. Niebla. Ni visión ni escucha. Quien no siga tu ritmo o dirección, o no quiere o no puede. Así que Tu a lo tuyo Ese es mi mantra Tu a lo tuyo . Cada cual crea su experiencia. - Desde el centro Silencioso Crea un paso tras otro Fiel a lo que escuchas con la certeza de lo que brota, con la ligereza de lo espontáneo, Con la contundencia de la materia Y el brillo de tu aliento la insoportable levedad del Ser
Un libro que leí hace muuchos años, de adolescente, y recuerdo poca cosa de su contenido Mas El título regresa a mi cada proceso depurativo y en algunos momentos de mi vida Cuando como ligero y alimentos llenos de agua, luz y vida, varios días, de manera sostenida... Empiezo a sentir una ligereza, una levedad... que me abruma Y me hace sonreir al mismo tiempo Me parece todo más brillante y hermoso, el camino más claro, el centro lo ocupa todo, la escucha se amplifica, el silencio, siento el cuerpo más flexible y cómodo, y noto mi campo energético amplio y vibrante Y A la vez Percibo que vivir todo esto es intensooooo Tanta conexión con el ser, es intensooo : ) A veces me dan ganas de comer alguna basurilla para aplacar tanta liviandad y paz Porque encajo menos en el entorno Porque siento menos interés por relaciones superfluas Porque tener claro lo que quiero implica la responsabilidad de crearlo Y porque la vibración es tranquila en mi y fricciona con el entorno estresado y denso Y esto Es intenso Al comer denso y poco luminoso (procesado, requeteprocesado, mal combinado, etc) me densifico Peso Y encajo más en este entorno de cemento Hay que ser valiente para sostener la levedad del ser Por suerte, aunque nos escapemos mil veces No cesará el llamado interior A la escucha Mostrando el camino Siempre Beber del silencio Con la ligereza y el gozo de una lagartija lamiendo el agua de un recoveco cualquiera Hidratando-se de vida que pulsa para suceder, brotar, experimentarse forma Preparar el espacio escogido para que todo lo que acontezca tienda puentes, donde la escucha y las actualizaciones sean irremediables, la facilidad y la luz impregnen cada aliento. Yo no soy una mujer.
Vivo experimentando en un cuerpo humano al que llaman mujer por x características. Me construyo libre de identificaciones. Las observo en mi, metidas con embudo por la cultura que he mamado, y las aparto. Me las sacudo como pulgas y cortinas de seda a la vez. No soy femenina ni me interesa serlo. Simplemente soy Libertad absoluta y atemporal encarnada, vestida de piel, que juega en diferentes tiempos y capas y dimensiones, a creerse límites y a des-creérselos, a crear. Experimento. Gozo de rascarme y respirar, cagar y hacerme heridas. De ver como cicatrizan y me arranco las costras. Gozo de sangrar mensualmente, de tener pelos por el cuerpo y dolores a veces aquí y allí y buscar sus porqués. Orgasmar. Toser. Reír. Tropezar. Gozo la densidad material y las emociones. Y gozo la levedad, el silencio, el éxtasis, la disolución y el vacío. Experimentar los roles que apetezca,
mientras apetezca, de la manera que apetezca, saltando de uno a otro, mezclándolos, re-significándolos desde quienes somos en cada instante, soltando etiquetas e identificaciones, manteniendo la conexión profunda con la Vida que nos atraviesa, el silencio y la libertad que somos. |